lunes, 19 de mayo de 2008

Soliloquios de Montse Grao












Montse, publicó éste libro de soliloquios en el que reflexionaba sobre muchos aspectos de su realidad de aquella época un tanto negativa. Un soliloquio, es un circuito por la imaginación en el que hay muchos túneles no exentos de terror. Un soliloquio, es una bomba de relojería lista para explosionar con una metralla de ansiedades, melancolías y angustias. De ese rosario de pensamientos surje un monólogo autoflagelante en el que se representan preocupaciones y miedos.

Montse, es una estupenda poeta, una insustituible amiga y una maravilla de mujer.

De su libro, DESNUDA, extraigo éste capítulo, muy apropiado para un día de lluvia.


Se podría decir que estoy bien,
pero como dice un buen amigo mío, me llueve el alma.
Llueve y llueve sin parar, a veces lágrimas de sangre,
otras, pequeñas gotitas, como un sirimiri que va calando
y calando en mi interior como un pequeño manantial
que nunca deja de brotar. Antes, el agua era caliente,
tan caliente era, que quemaba ardorosamente todas
las fibras de mi ser. Poco a poco, se fue volviendo mas
y más templada, lo que me ayudó a equilibrar mis adentros,
hasta convertirse en una especie de lago salado clamoroso y triste,
la temperatura varía según los días, a la vez que varía
mi espíritu indómito e inconformista. El alma me llueve
agua fría y hasta helada, para mezclarse otra vez
con temperaturas extremadamente altas, alternándose
con esa especie de calma templada que deja extenuado el corazón.


Tengo que ir a un especialista de almas para curarme,
pero no encuentro, leo las guías médicas, Internet y el teletexto
y descubro títulos tan aparentes como el de psiquiatra,
psicólogo, vidente, quiromancia, astrólogo, y una gran variedad
de nombres esotéricos y absurdos, que nunca solucionan nada.
Unos estudian la mente humana y hasta con ciertas terapias
pueden dar resultado, otros, se dedican a decir lo que se quiere oír,
a fin de poder cobrar una buena pasta por lo que han leído
en los arcanos mayores o menores, el as de otros, la bola de cristal
o el horóscopo chino. Ya no tengo ganas de seguir yendo
a consultorios, mejor aprendo almatología por correspondencia,
eso sí, tendré que buscar un espejo de almas para practicar
con la mía, aunque el experimento puede que resulte peligroso,
seguro que la daño más de lo que está, igual cualquier mañana
vagando en mi interior, encuentre una conexión entre esta lluvia
pertinaz y mis neuronas, para descubrir la causa de mi inagotable
manantial, que ha pasado de una lluvia de lágrimas de sangre
a un llanto prolongado de desencantos.


Mis días transcurren con un antagonismo entre mi vida cotidiana
y mis sentires, con la temeridad de que en el experimento sanatorio,
mi inexperiencia me lleve a la desolación de los secanos.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Un golpe de maraca, miamol. Un golpe de maraca, y a bailarrrrr, haga calor o haga frío.

Buen soliloquio.

Zocalor

Anónimo dijo...

Todo quien conoce a Montse sabe de ella, de su corazón, su poesía y su saber dar en esta vida.
Mujer valiente que no esconde sus penas, todo lo contrario, las deja plasmadas en mayúsculas en su libro de soliloquios sin pensar lo que puedan pensar de ella.
Igualita , igualita que la Esteban, barriobajera donde las haya.
S.Manrique.

Anónimo dijo...

Montse es la mujer moderna, sin abalorios, una ruptura con el pasado, un beso antes de acostarnos.

Paco Peco

Pinocho dijo...

Montse es la dulzura pura, es mi mitad lejana. Esos solloquios los tengo en mi corazón soteniendo su último abrazo.

Anónimo dijo...

Bueno, no se quien es Zocalor, pero se atgradece. En primero lugar agradecerte a tí Pepe todo lo que me dedicas y cuando digo todo es "TODO", no hay nada más que explicar.
Columna casi me da gusto que me compares a la Esteban, aunque nunca fui ex de un famoso para provechar el filón, que si lo hubiera sido, otro pelo cantaría. ¡Coñe pos claro que me hubiera aprovechao! La Esteban consiguió con su clamor, la pensión para Andreita, y lo que es más importante que la niña tuviera un padre, porque mucho me temo que de no ser por su aprovechamiento televisivo, el de Ubrique se hubiera portao como muchos y muchos y muchos.

Tocaya jamia, que se te ve el plumero y claro, yo te quiero, tu me quieres nos queremos.

Besos a toso y gracias.

Por cierto, buen soliloquio, me gustaría volver a escribir así; porque es lo que tiene, cuando el alma no llueve ni truena, las palabras se aprisionan entre los dedos.

Paco, que me olvidavba de ti, gracias guapísimo.

Besazos a todas y todos.

Montse.

Anónimo dijo...

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