sábado, 4 de julio de 2009

Una pedrada en la sien

Después de que una jauría de asistentes eyacularan sus rotuladores sobre su piel desnuda, alcé la mano y con un simple nudo detrás de la nuca y dos alfileres ajustándole la tela sobre la rabadilla, quedó vestida y lista para leer. Dice Ramón Irigoyen que, un poema si no es una pedrada (y en la sien) es un fiambre de palabras muertas, bien pues aquí dejo el cantazo de Sagrario Manrique, que no sólo golpea sino que despelleja, hace una masacre con su acrobacia traumática, consiguiendo despanfletar algo tan difícil de abordar como el léxico sensiblero de las relaciones imperfectas, más conocido como maltrato. La forma de leerlo, como dentro de una profunda resignación orfidalizada, tensó las gomas del tirachinas e hizo blanco en los oyentes, en cada uno de nosotros.

Era tu cumpleaños. Yo te dije:

Dame por culo cariño, pero tu no querías.

Me meé encima de tu barriga para calentarte

y seguía diciéndote: dame por culo cariño.

Fue entonces cuando sentí otro golpe redondo en el ojo.

Mientras caía hacia atrás pensaba si pegabas también

a las putas del barrio.

Después,

desperté en la cama de una habitación blanca,

era la tercera planta del Hospital Clínico de Zaragoza.

Jose Angel, mi psiquiatra me ha diagnosticado

esquizofrenia tardía, mi marido me ha puesto

una denuncia por zorra, aunque lo han llamado

agresividad emocional. Va a divorciarse dice,

pero me deja a los niños.

Hoy,

un escritor conocido del Actur, ha pedido permiso a mi terapeuta

para que pudiese venir a la Expo a recitar algo sobre el agua.

Yo escribo mucho estos días mientras estoy en la planta,

pero no se me ocurre nada sobre el agua

sólo recuerdo el color claro de mi orina y la barriga de mi marido

oscura como el agua del Ebro.

El me quiere

aunque me pegue

yo siempre se lo digo a mi terapeuta que está sentado

en la penúltima fila.

A las 9 tenemos que marcharnos al hospital.

Dentro de poco pasaré a la planta de día

podré volver a casa por la tarde y por la noche.

Ese escritor me ha prometido

que quedaremos un día para hablar de lo de mearse encima del otro

y de lo de que me den por el culo. Yo no lo entiendo muy bien

pero el dice, que eso es mas poesía

que toda el agua que llevan los ríos.

3 comentarios:

Ana Márquez dijo...

Exactamente eso: una pedrada en la sien, y una patada a los huesos del alma. Besazos gordos a los dos.

LUIS ROSER RODRIGUEZ dijo...

Hola pepiño, desde que hicimos el acto en la campana he pensado mucho en varias cosas y sobre todo una de ellas fué el texto y la escenografía de Sagrrario.
Con respecto al texto cada vez que lo leo me doy cuenta de la fuerza y la visceralidad que tiene, casi más que todo el acto junto, es muy bueno, sin lugar a dudas y su actuación estuvo muy bien.
Ella entera era un dolor o un ser doliente, lo dejo a vuestra elleción, eso es lo que a mi me pareció.
Se lo dije pero me reitero, defender ese texto en público y con esa actitud es ir mucho más desnuda de lo que fisicamente estaba.

Un saludo desde el pirinero a todos, me he subido a escribir.

Me gustó mucho tu propuuesta de Calannda, ttenemos que habar de ello.
Un ssaludo

Herman_Zgz dijo...

de los mejores posts que he leído...yo también estuve allí...impresionante Sagrario Manrique y su texto, es una verdadera pedrada en la sien...
gracias por tu blog, me gusta

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