sábado, 22 de marzo de 2008

Carilda, ¡hay mi Carilda!




















Vuelvo sobre Carilda Oliver.


Carlos Herrera me la ha recordado en su artículo de El Semanal. Ha estado en Cuba, en Matanzos, la ciudad en donde vive la poeta. Ha estado allí , Y Carilda Oliver no estaba en casa… ¡que se joda,!. Yo no pude ir con un escultor para hacerle una estatua porque no me tocó la lotería de navidad. Sin embargo ya me cae mucho mejor el gurú de los fósforos. Estamos hermanados al tener la misma poeta de cabecera.






El siguiente poema está en un libro que me regaló y dedicó la mismísima Carilda, por medio del cónsul de Cuba en Barcelona, agradeciéndome una ponencia que hice acerca de ella.


FANTASMA CON UN CUARTO DE SIGLO


Ésta no es una carta de amor,

no es un testamento.

Me pediste el secreto, te lo cambié por la paloma.

Soy la misma de entonces, pero no la del olvido;

te enjuago, te descubro, vuelves, calavera mía.

Ésta es una historia de horror donde aborto azucenas

y me levanto el vestido para no llorar,

donde aconsejo al que pasa: no le toques, es mi disparate,

soy su borde, su esqueleto, su vara;

no le desacredites con el tiempo,

por toda riqueza yo escogí su semen.

Fantasma con un cuarto de siglo,catástrofe,maravilla,solitario

que nunca juego,voy por un túnel que no da contigo,

me asombro de no, te procuro en las gavetas,

me examino el cuerpo buscando tus apostasías,

te desnudo en mi cama donde no estás,

bailo contigo aunque desapareces.

La que te puso el vino y armó la eternidad,

la que podía todo pero no tuvo nada,

la prófuga que nunca.

No sé si me defino, tal vez doy con la esencia y no acierto

y me sitio yo mismay sólo estoy enferma

de al fin volver a verte aparecido,

lagarto verde que no aplasté bien,

desesperación que sigue,

sombra;de nuevo encendiendo fuegos fatuos,

con una mordida por identificación,

con un arpegio envenenándome de absurdo.

A la intemperie siempre,a la deriva,

al pálpito de la ballena, a la agonía;

simple,estupefacta,ceremoniosa en intimidades,

de melopea, de tic tac,como una puta clásica

que pasea por los malecones

con su parto de polvo y cae al cielo

y gotea resurrección;otra vez insomne,

la que se está salvando en un forcejeo,

boca arriba, angélica, vesperal, atravesada

por la muerte con una sola punta,

con un beso que se clava.

¿Quién es este que me apalea las entrañas

y a quien yo cuido como a un pétalo?

Vamos a estrangularnos mutuamente.

Ya no tiene remedio.Busco números,

reduzco la esperanza a sinfonía

y nace del mar pacífico en el patio este hombre

a quien metí en la tumba pero no se ha muerto,

este hombre que es mi cadáver sobreviviente,

este hombre que es mi crimen imperfecto,

la salud de mi noche.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues menos nocilla y más cacao.
Carilda, que es genial, ¿es también tu prima?.

La púa

NINGUNO dijo...

Ya ves, Pepe, dónde te lleva tu amor por la poesía, por los poetas, por las mujeres, por las mujeres poetas y sobre todo por algunos poetas, algunas mujeres, algunas poetas... En fin, que es primavera, este año un día más tarde, por ser bisiesto.
Un abrazo
Mariano Ibeas

Carmen Aliaga dijo...

Después de unos días sin pasearme por los blogs me encuentro con este precioso poema de Carilda. Buen encuentro¡
Besicos, Pepe.

Anónimo dijo...

"Y Carilda Oliver no estaba en casa… ¡que se joda,!".

juas, anda que no.

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