domingo, 17 de mayo de 2009

Días de polka

Hay días que apetece ponerse serio para variar, y eso que el de hoy no ha estado mal; reunión de hombros para adecentar el nuevo lugar de reunión.

Guantes de goma, estropajo, amoniaco, escoba, fregona y cuatro horas por barba. Nueve por cuatro, treinta y seis. Desde la entrada al trastero, una puerta, dos puertas, tres puertas, desde el baño al gran salón, un balcón, dos balcones, tres balcones sin tocar, desde el reinado de Carolo, o sea, desde el año de la
nana, o sea.

Colegas que entran, que salen, viajes a comprar cosas al chino, y bla, bla, blas muy artísticos.

De las paredes emanaba un compás de
polka: 2/4; "paso", "cierra", "salto". Ha sido un magnífico perfomance, o arte en movimiento. Habíamos contratado un cuarteto húngaro con repertorio de minuetos; clarinete, violonchelo, piano, y batería, para realzar la bohemia quitamierda.

A mediodía, atinada paella de marisco,
dadá, devorada sobre una, "no, mesa" (el propietario de tan acertado aserto, pánico, Luís Roser), con, no, platos, no tenedores, no vasos, no sillas, mucho sueño de uno , mucha abstracción de otra, quejas por un quítame allá, un berberecho, o una navaja, que si éste mejillón es igualito que..., que si yo creo en el amor, que si yo, no, que si patatín, que si patatán, cachondeíto, risas.

En fin, he llegado a casa un poco cansado, pero bien, ducha y sofá.

La
tele, reportaje sobre grupo de emigrantes indios de La India para llegar a España. Catorce fronteras, penalidades, explotación de mafias, morir de hambre, de sed, de cansancio, de palizas, de amargura, de suicidios. Todos esos viajes tremendos, tanto sufrimiento para nada.

Repaso mis últimos post, vaya jugarreta, ver ese programa. Ayer me sentía
Truman Capote intentando escribir sin tópicos, en plan cachondo mental, vamos. Qué vergüenza, qué falso, qué banal, qué vacío, qué insulso, qué balada de tontadas, qué mamarracho, qué palizas.

Piedad para mis fuegos fatuos, hoy manda la razón, no quiero ni verme, desprecio cada recoveco de mis tenazas de insecto, cada uno de mis poros excretores de gusano, cada sonido de mi boca de sapo.

Pero quitando todo eso, ¿qué puedo hacer yo para cambiar el mundo?; es como es, me voy a la cama, aunque debería ir a la charca.

Croak.


3 comentarios:

Javier López Clemente dijo...

Polka, estropajo y amoniaco quitamierda son unos buenos materiales para empezar a cambiar el mundo, Pepe.

Salu2 córneos.

Anónimo dijo...

Ja,ja, me entran ganas de decirte, muy bueno, man, cojonudo, brother, pero esas coletillas ya las incuban another o-nes. Good work darling.

La bizca.

Flor Moreno dijo...

Antes he hecho un comentario pero ha volado no se donde.
Estaba alli cerca de tu hombro y no habia visto el arte de nuestro cuadro. Tiene razón Javier es una forma de empezar, lavando las puertas y las paredes, a cambiar el mundo. A ti pepe, no te imagino de sapo sino de caballo negro con perilla blanca. Un beso La Campanera

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