

Miguel Ángel, es sobre todo, poeta. Ha escrito treinta poemarios con el corazón, el páncreas, el hígado, la molleja y, con todas las partes tiernas de su organismo. Leí el tocho de folios, lo releí, tomé apuntes y le escribí mi impresión debidamente cribada, sin dejarme atrapar por la amistad; lo que me gustaba y lo que no, lo que me entusiasmaba y lo que me aburría, lo esponjoso y lo fosilizado.
Hace una semana.
-Pepe, Albeta, ya está en las librerías-
-No jodas, qué bien, qué alegría, corro a por un ejemplar.
-Que sepas, que te nombro un poco, nada, una tontería.
Y aquí lo tengo: Albeta. No digo nada porque a mi no me gusta decir nada. Sólo que merece la pena leerlo antes del 2011. ¿Porqué?, no digo nada, sólo digo que quien no lo lea se avergonzará de no haberlo hecho. Necesitas leer este libro si quieres dejar de ser un desgraciado individuo. Que quede claro. No digo nada porque a mi no me gusta ser un soplón pero si quieres dejar de pertenecer a la tribu de los perdidos, cómpralo, léelo, encadilate.
Repito, en el 2011, si aún no lo has leído, no habrá remedio conocido para ti.
3 comentarios:
Vaya, Pepe, veo que a ti también te ha enredado Miguel Ángel. Voy a tener que contratarte "de negro" para hacer la presentación del libro... ¿ o la hacemos a cuatro manos? Voy a tener que ponerme en serio a la tarea, porque creo que es el día 18 ¡no?
Mariano Ibeas
Presentar es lo tuyo, Mariano. Lo haces estupendamente. No recuerdo el día pero puede que sí, que sea el 18. Mi no tener inconveniente alguno; de negro, de coovocero, de ayudante, de guadaespaldas, de bulto. Lo que digais, muchachos.
Leeremos Albeta, desde luego que sí, esperando como siempre que Miguel Angel llegue a nosotros como siempre lo ha hecho, con su buen hacer, con su buena poesía.
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