domingo, 21 de junio de 2009

El taxista nipón-go nikito.

Esto que viene, es un comentario que anoche escribí en otro blog, a las cuatro y media de la madrugada, (que horas de llegar a casa) dedicado a un estupendo escrito de Child, pero como llegué tarde, han colgado otro post y el trabajillo ya se ha convertido en papela pasada, lo reciclo, (que no estamos pa´tirar) y lo cuelgo en mi blog, que aunque no venga tan a cuento, un cuento es un cuento. He de decir que el ritmo está contaminado por el vértigo del último libro que estoy leyendo, de Alberto Torres Blandina; Cosas que nunca ocurrirían en Tokio. Poner Tokio, en el título de una novela resulta mágico, despierta inmediata curiosidad y presupone un no sé qué de postmodernidad.


¡taxi!. Buenas noches, dónde vamos, ¡eeeh, cuidao!, es que van como locos, fíjese a que leche se ha saltado el semáforo. Estos chicos con el alcohol y las drogas, que no, que no se puede con ellos, y menos mal que algunos escriben, y piensan y tienen talento, pero los excesos se pagan, mire usté, que necesidad tienen de meterse porquerías, tan jóvenes, tan hermosos, tan bien criaos y, cuando menos te lo esperas, que si cirrosis, que si pancreatitis, que si diabetes, con la salú no se juega porque en un santiamén te los ves en una esquela; sus hermanos, primos, sobrinos, amigos y demás familia ruegan una oración por su eterno descanso, que horror, no, no son exageraciones y me alboroto porque me da la gana, no son lobeznos, que cuesta mucho criar un hijo, y cuidarlo con mimo hasta que los ves hombres hechos y derechos, se juntan con cualquier cantamañanas y se desgracian, que a todos nos ha gustado ir de picos pardos, pero ahora hay picos que no, esas guarrerías son muy traicioneras, ¿que controlan?, eso se creen ellos pero quiá, lo que yo le diga, y perdone que me tire el rollo, pero este tema me descompone, en cuanto lo deje, aparco el taxi y busco un retrete, mírelos a estas horas como van, ¿y las chicas?, todas enseñando el culo, salen de casa con pantalón y luego se ponen ese cacho tela, que no llega ni a minifalda, ¿la moda?, ¿moda es ir casi en bragas y con las mantecadas tan aparentes ?, eso es provocar, eso es uniforme de prostituta, si yo le contara como se me montan en el coche, y lo que dicen, peor que los hombres, que si se han tirado a un fulano nada más conocerlo, que si a ver si se tiran al camarero de tal garito, una verguenza, ¿tiene usted hijos?, pero calle, que digo, usted, tendrá ya nietos, ¿no?, bueno, ya hemos llegado, son ocho cincuenta, no, un billete de cincuenta no cambio, búsquese algo más pequeño, ¿que le faltan treinta céntimos?, es igual, déjelo, mañana déselos a un pobre, a descansar que a mi todavía me queda mucha noche.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Los taxistas, creo que son el libro gordo de "Petete".

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paquétecuento from 11 mar 2008


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