jueves, 6 de diciembre de 2007

¡Sufre, mamón!

Estoy sufriendo lo que no está escrito.
Eso me produce desperfectos en lo blanco del ojo
y veo libélulas con escafandra, preñadas de vida
al otro lado de un clic a las ten o'clock de mi pantalla.

Estoy intentando atrapar una, una libélula, digo.
Es una anisóptera de ademanes suaves y cabeza girostática
que vamos a llamarla A.
Siempre que la veo tiene la cabeza girada o pre-girada
hacia algún moscón mutante que escribe poesía y titila a su alrededor
porque ella es una gran ponedora de huevos.
Cascas un huevo y sale una metáfora, cascas otro y aparece
la fresca yema del pene de dios en toda su completitud,
cascas el tercero y aparece un pastel...de manzana.

Es una experta en metamorfosis, cosa que yo denosto
con la típica facilidad de los odiadores de Kafka.
A mí, Kafka, me la casca.
Yo siempre he preferido a Faulkner
por eso sufro, me deterioro, me ofusco
y me pierdo la suprema belleza de su claridad.
Seamos claros
TODO POETA SE EXCITA CON SUS PROPIAS LECTURAS
y se la coge con papel hablando de la luz y del silencio,
que si la luz del silencio que si el silencio de la luz.
¡Bah!, hipocresías, imposturas, autofascinación insaciable.

¿Que porqué sufro tanto?, pues sufro dentro de mi patética existencia
por no tener un radar como todos esos moscones mutantes
que me indique donde hay peces folladores.
-¡Que te folle un pez, me dicen,
-¡que te la pique un pollo!
y todo porque escribo arácnidos poemas innecesarios en mi blog
desde el sanatorio de Thomas Mann.
Pronto escribiré desde un tanatorio en Venecia
y recibiré muchas visitas de hermosas libélulas jóvenes, deslumbrantes y fotogénicas
con walkman, mp3 y mp4 oyendo a Sarasate
que se abrazarán a mi cuerpo ausente
e ignorarán mi alma presente, para poner la foto en blanco y negro
en un jodido blog.
Ésta vida frenética que llevamos
nos encierra a las ten O'clock en blogs atestados de libélulos.
Son buenos los cabrones, y deletrean cojonudamente las frases laudatorias
al visitarse entre ellos: yo te visito, tú me visitas
y si no me visitas ¡que te jodan!.
Yo también visito para que me visiten
y alaben mi gran inteligencia, mi indiscutible modestia,
mi desarrollo hormonal, mis buenos sentimientos, etc,
pero sufro y tengo que releer a Freud, a Dean Young, a Manuel Vilas,
a Mariano Ibeas, a Sagrario Manrique, a Fernando Sarriá, a Montero Glez,
porque ellos, son muy pulcros
y yo me lavo un poco las axilas y las ingles con avecrem
por si atrapo a esa condenada libélula que llamaremos A,
sincerándose con sus pezones y frotando las patitas.

10 comentarios:

Anónimo dijo...

No sé si soy joven y deslumbrante... pero sí que soy bastante (mucho) libélula.... así que te he visitado.

Anónimo dijo...

Aquí un moscón, o mejor dicho, una mosca cojonera, o incluso mejor, la mosca de la mierda. Lo siento, no sé si queda en entredicho lo malo que es mi visita. En cualquier caso, gracias por alimentarme, primo.

pepe montero dijo...

Incisivo como un arponazo a bocajarro.

Como mis pies tienen la vista cansada, no me voy a poner a rastrear en todos los post de Montero Glez, child.
Tengo entendido que tienes o tenías un blog,. Bien, pues a qué esperas para dejar aquí el enlace.

Anónimo dijo...

No sé de dónde has sacado esa idea, amigo Pepe, mi blog es la Trinchera y demás aledaños, entre los que cuento el tuyo. No sería capaz de mantener un blog. Por eso voy dejando escupitajos como buen espectador. No te preocupes por contestarme, la mayor parte de las veces digo cosas para animar a quien nos anima. Ya es suficiente con tu encabezamiento, primo.

Anónimo dijo...

Me gusta tu estilo, en prosa y en poesía. Ironia,SURrealismo y sinceridad.

El poema a Sagrario, una pasada.

Un beso.

Anónimo dijo...

Eres un cachondo, Pepe. Que sepas que me he pasado a cotillear ésta tu casa.

pepe montero dijo...

Pues que sepas, ub, que mi impresora ha parido cincuenta y seis folios de tu blog.
¿De dónde has salido, tía?,¿cómo se puede ser tan joven, tan guapa y tan poeta?. ¡Puagg!, qué asco de generación. En el 36, os hubieran fusilado a todos.

pepe montero dijo...

Vale, anónimo, gracias. Un saludo a tu higiénico anonimato.

Anónimo dijo...

Me está dando tanto cargo de conciencia por el gasto de tinta y los árboles que tendré que cerrar el blog.

Anónimo dijo...

Pepe tan transgresor y tan certero. Esa mente entre calenturienta, fértil e irrefrenable esta tan llena de sorpresas como de libélulas A. Yo, no puedo abstaerme a mi instinto mercantilista y las iría metiendo en una colmena para, una vez llena, pudiéramos libar todos de tu néctar con sabor a hiel. José Antonio.

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