lunes, 31 de diciembre de 2007

Poco biombo

Esta noche, después de las uvas, haré café aprovechando el agua de mis lágrimas del post ante-anterior. Será el momento de humedecer la dura costra de mis pecados, con eso, con el vaho del cotillón, el tacto y el destile de alguna braga chipiada y resbaladiza cocinaré un gazpacho para mojar los churros de las seis de la madrugada; esa hora en la que las axílas han dejado de oler a Dolce Gabbana y las vejigas están llenas de metralla tóxica de la mejor calidad; ha habido fantásticas cenas, buenos cavas y los mejores whiskises.

Dentro de mi todavía imberbe corazón hay una incontinencia a la resignación y no me resigno aún a tapar las nostalgias con yeso. Parezco un tipo duro y frío porque a veces el rictus de mi jeta se parece al de Félix Romeo, cuando en realidad estoy muy virgen en indiferencias, (ésto lo podría atestiguar cualquier ginecólogo) y si no me saluda un conocido a cien metros lo tomo como una afrenta y se me amarga el vocabulario para una semana. Como digo, esta noche después de las uvas, y cuando se llene la memoria de mi móvil con un millón de mensajitos estereotipados podéis buscarme, (estaré por ahí, en cualquier sitio que haya hembras que llamen la atención),venir a tomar conmigo ese café lagrimeo y si así lo deseáis, quedaros a tomar un trago o a mojar churros en la densidad emocional de mi gazpacho.

Os deseo un año chiflado sin muchas pretensiones, mucha expresividad de quienes os rodean, mucho bombo y poco biombo.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Grande es tu felicitación como grande es el corazón ése que no te cabe en el pecho y por lo mismo otro lo lleva de prestado, estoy seguro. Quién me diera uno de esos churritos en su salsa a las seis de la mañana. Quién me diera, luego, un güisquito a la sombra de tus palabras. Pero así son las cosas, primo, hoy trabajo como una noche más en este interminable ano que es el tiempo. Tiempo tendremos pues de conocernos. Quiera Dios y el Altísimo que sea pronto. De momento espero y no desespero. Feliz dos mil chocho, amigo.

Anónimo dijo...

Grande es tu felicitación como grande es el corazón ése que no te cabe en el pecho y por lo mismo otro lo lleva de prestado, estoy seguro. Quién me diera uno de esos churritos en su salsa a las seis de la mañana. Quién me diera, luego, un güisquito a la sombra de tus palabras. Pero así son las cosas, primo, hoy trabajo como una noche más en este interminable ano que es el tiempo. Tiempo tendremos pues de conocernos. Quiera Dios y el Altísimo que sea pronto. De momento espero y no desespero. Feliz dos mil chocho, amigo.

César, el Pelao dijo...

El Pelao solo pide que rebajen la mayoría de edad en las mujeres, y que un chaval no se haga hombre cuando penetre por primera vez y tampoco que una chavala se haga mujer cuando sangre por vez primera su entrepierna y dibuje girones de ciruela entre las sabanas, el Pelao desea que Pepe Montero lo acorrale con un abrazo de amigo y uno de los whiskies de esta madrugada lo arroje directamente de su boca a mi cáneo afeitado para tener un bautizo de escritor de una puta vez.

Amor y mercromina para los leprosos.
Un Saludo
El Pelao

Anónimo dijo...

Bueno, eso si es narrativa pura y dura, te has quedado Pepe largo de buen cava y corto de poesía.
El lunes hay tertulia corazón.
Me acercaré antes de acercarme al curro, que es el gran diablo que me posee y limita o milita en algún partido hijo puta.
Sagrario.

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