jueves, 20 de diciembre de 2007

Folletín gitano. POR BULERIAS



Quien me conoce, sabe de mi afición por todo lo andaluz; por las tonadilleras, por el flamenco, por las sevillanas, por las gallegas, por las inglesas, por las griegas e italianas, por las aragonesas, por las rusas y por las vascas sin importarme mucho el orden en que aparezcan.

Me atraen los cantes a la guitarra y soy capaz de intervenir con cierta brillantez en alguna tertulia en la que se hable de Pepe Marchena, Fernanda de Utrera, La Chana, Camarón o Rancapino. Por lo tanto nada me divierte más que un cante por bulerías o un poquito por tangos y seguiriyas.

El ambiente de los tablaos rehace milagrosamente el ímpetu perdido durante el día con la embolia del trabajo o la asfixia de alguna angustia vital. Pero... se supone que voy a abordar un relato erótico, ¿no?.

Pues bien, una madrugada en cierto tablao de Marbella, conocí a una chica espigada y morena, era casi una adolescente, me dijo que tenía veinte años pero aparentaba alguno menos. Ella había estado bailando por sevillanas con una amiga y yo no le quitaba ojo desde la barra. Movía las manos como Pastora Imperio y su cuerpo podría haber sido elegido por Miguel Ángel como modelo para esculpir a una diosa de la fertilidad.

-Niña, ¿bailamos?, me apetece suicidarme ésta noche y esos brazos, matan. Sonrió y dijo:

-No sé, no sé, hay luna llena y tus colmillos dan la impresión de estar sedientos de sangre, pero puedes sentarte con nosotras, luego bailamos que ahora estoy muertita de la sed.

Hay cosas que se perciben enseguida y no tardé mucho en llegar a la conclusión de que esa niña con su vestidito de pocajontas cortísimo, ceñidísimo y escotadísimo debía ser una de esas putillas con aspecto de amateur que María, la dueña del garito ponía de cebo para satisfacer la líbido de los muchos millonarios del ladrillo que pasaban por allí.

-Venga, ésta sevillana, me gusta, dijo cogiéndome la mano al levantarse para salir a la pista. El cantaor había empezado a cantar una de Chiquetete, “A la puerta de toledo, mare, le tengo miedo”.

-Yo si que estoy empezando a cogerte miedo, mi arma, le dije.

-¡Cobarde!, me dijo sonriendo.

Media hora más tarde, llegó un tipo gordo bastante mayor con un montón de gente y de forma estentórea empezó a decirle al camarero que no faltara en las mesas champán para todo el mundo porque celebraba no sé qué firma del ayuntamiento para construir una urbanización, y fijándose en las chicas que estaban conmigo nos invitó a sentarnos con ellos.

Ahora estaba seguro, ellas parecían conocerlo muy bien. Seguramente estaban acostumbradas a que les tocara ese tipo de premios gordos. El caso es que la nausea que me producía aquél mafioso era inversamente proporcional a las, podríamos decir, inmorales carantoñas que le dispensaban mis nuevas amigas y otras cuatro o cinco jovencísimas muchachas que él había traído. Se le sentaban en la hernia, tapizada con una tonelada de sebo del vientre moviendo el culo junto a su ingle de puerco.

-Yo me voy, le dije a la morena.

-Tú, te quedas, me dijo ella, sacando la punta de su lengua.

-¿No te querías suicidar?.

Próximamente, 2º capítulo: En la mansión del cerdo.



10 comentarios:

Carmen Aliaga dijo...

Pepe, con tu "folletín gitano" me has dejado "con la miel en los labios"..¡eso está bien¡
Disfruta del tablao, de las "sevillanas" y de cualquier "mugido" que te haga vibrar
feliz año

pepe montero dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
pepe montero dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
pepe montero dijo...

Carmen, mi doña Inés preferida, tu voz destaca entre los millones de visitantes a éste santuario. Algún día te entregaré mi apéndice repleto de rubíes.

Anónimo dijo...

A mi también me gustan las sevillanas.

(El baile, quiero decir)

NINGUNO dijo...

Este bloggero (o sea, Pepe Montero) escribe comentarios de los que luego se arrepiente... y no se sabe si tiene más morbo saber lo que quiso decir y dijo, que lo que no quiso decir y dijo.. que lo que ni dijo ni quiso decir...
Debiera firmar "El autor, que suprime comentarios"

En fin,he dicho.
Mariano Ibeas

Anónimo dijo...

Son cebos, millonarios de parné y millonarios de palabras, quien engaña más, nosotros con nuestras florituras y floreos hablados o escritos, o ellos ahorrando saliva sabiendo que el amor se acaba cuando te corres.

Un Saludo
El Pelao

pepe montero dijo...

Amigo Mono-poly. Descoso puntadas sin hilvanar porque se me sueltan algunos versos mal unidos con alfileres y al sentarme se me clavan en el culo perpendicular...se abren las costuras y me entra una verguenza pavorosa de que me vean las claraboyas cucurbitáceas apestando a lírica zigomática.

Ahora, vas y lo cascas.

pepe montero dijo...

Tienes razón, pelao. Todo son mañas, tretas, aparejos, pero desde un punto de vista mecánico. El amor es otra cosa, el amor, dice Belén Reyes, que dice de sí mísma que es una tía cojonuda, es como una lata de sardinas, si la abres y tardas mucho en comértelas te intoxicas.

Anónimo dijo...

Hey Pepe que le has puesto pilila a la gran Fernanda de Utrera!!!
Pakito Gas y Guindilla de Utrera.

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