domingo, 21 de octubre de 2007

Son poemas sembrados en los jardines del Monasterio de Veruela
en uno de los muchos encuentros poéticos que se organizan allí.

Y ese huevón de camisa amotinada , es un servidor. A mi derecha
había muchos ombligos desquiciados con muchísimo talento. No, no es fácil
desquiciar un ombligo de poeta, para eso hay que ser héroe de silencios
amplificados con diez millones de voltios y no un espectro solitario que se
descaspa bajo las campanas de un monasterio sin monjes ni monjas.



















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2 comentarios:

Alberto dijo...

Un placer poder añadir un favorito más a esta sopa de letras. Que bueno leer esas frases lapidarias. Te hacía más joven Pepe!jajaja
Enhorabuena por el blog, me lo iré bebiendo como el buen ron: sólo y a sorbitos

Un abrazo,

Alberto

pepe montero dijo...

¡Alto ahí, Alberto!, discrepo. Soy un jovencito químicamente puro. El otro día una chica que solo me conocía por internet y que por fin tuvo el placer de conocerme le decía a una amiga mía: -Qué mayor es Pepe Montero, lo hacía más joven, ¿tu te acostarías con él por un millón de dólares?, y mi amiga le contestó: -si, si lo tuviera. Gracias Alberto, very kind of you.

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