Esta semana toca escribir sobre un fondo nazareno hasta que los tambores dejen de gritar. Yo no tengo nada que ver con todo eso, pero esta semana, esta semana me voy a poner morao.
Dijo así.
Si para recobrar lo recobrado
debí perder primero lo perdido,
si para conseguir lo conseguido
tuve que soportar lo soportado,
si para estar ahora enamorado
fue menester haber estado herido,
tengo por bien sufrido lo sufrido,
tengo por bien llorado lo llorado.
Porque después de todo he comprobado
que no se goza bien de lo gozado
sino después de haberlo padecido.
Porque después de todo he comprendido
que lo que el árbol tiene de florido
vive de lo que tiene sepultado.
Casi ná. Me lo voy a aprender de memoria, sin memoria, mejor me moría.
Cuento de amor y muerte (y propaganda): La balada del soldado (Ballada o
soldate, Grigori Chukhrai, 1959)
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Este clásico del cine soviético empieza por el final: desde los primeros
instantes, con la anciana madre desamparada oteando el camino desierto por
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Hace 14 horas