viernes, 24 de julio de 2009

Walking through la tilde de mí.





Cuando me da la gana tengo la facultad de atravesar paredes, walking through, se llama esa técnica. Mediante un ejercicio de concentración, adquiero una dimensión hiperespacial, y me convierto en una especie de diodo fotovoltáico y nanométrico. Sólo se me podría detectar con un medidor, X 1000.000.000 Oods o valores superiores, entonces pienso donde me gustaría estar sin que me vieran y, casi siempre elijo filtrarme por los tabiques de las casas de tantas personas que me conocen, tanto de las que me encuentran ridículo, y critican a escondidas la vida que llevo, las decisiones que tomo, las amistades que tengo, las aficiones que me apasionan y los amores que me enverdecen, como las que me ven, maravilloso, adorable, interesante, genial.
Este fenómeno tiene además la facultad de provocar que me recuerden instantáneamente, en cuanto llego, se empiezan a rascar la cabeza y alguien me saca como tema de conversación; sabes a quién ví el otro día, a Pepe, o a José, - los muy íntimos y familiares me llaman José- ¿a ese falso insensato?, ¿a ese gilipollas?, ¿a ese egocéntrico?, ¿ a ese traidor?. O, ¿a Pepe?, no pasan los años por él, qué bien se conserva, es un tío estupendo, un artista prodigioso, un ser especial.

Y mientras permanezco allí, siendo la milmillonésima parte de mi mismo, no paran de hablar de mí, me gusta que hablen de mí, me da igual lo que digan, tanto si lamen el rabo de mi apellido, como si escupen sobre el culo de la P, o la J de mi nombre, al ser tan ultrapequeño no me afectan los amores ni los odios, hay algo en la tilde de mí, que me estimula. Eso sí, conforme atravieso la pared para dejarlos, comienzan a hablar de la tilde de tí.

viernes, 17 de julio de 2009

Tirititraneando




Me gusta la Niña Pastori y su Amor de San Juan. A Jesús Rondeño también le gusta poner esa canción en sus clases, la música suena, tirititran y es una incubadora de brazos que se levantan, la música suena, tirititran, y las horquillas de las bailaoras-alumnas dejan escapar mechoncillos del moño, la música suena, tirititran y se desordenan los volantes de las faldas hasta que recuperan la razón, la música suena, tirititran, y se dibujan sombras chinescas de perfil de loba con los dedos de las manos, la música suena, tirititran, y sube un codo hasta la barbilla y el otro baja hasta lo más sagrado de la cintura, la música suena, tirititran, y los espejos reflejan cinco hileras de tres, tres hileras de cuatro, cuatro hileras de cinco, y así, según los días con un montón de tirititranes.

domingo, 12 de julio de 2009

Jesús Rondeño, el triunfo de lo místico.




El viernes grabé un
vídeo de la fantástica actuación de Jesús Rondeño. Cuando llegué a casa, lo colgué en ésta página y todavía se está cargando, mientras, le guindo esa foto a Norte Flamenco para preilustrar lo que será media hora de fantasía mística, de liturgia de botines de bailaor, de noche blanca que patea recuerdos negros. Su baile; remedio para todos los males, motor imparable, calentamiento global, estremecimiento súbito.

Está muy delgado, Jesús, cuídate tío y sigue renaciendo y restrenando elegancia, es un gozo verte, además tan bien acompañado, esa violinista es un crack, esos dos cantaores desguazando por alegrías el arranque de tus piernas, y ese guitarrista aguador por tangos y pirómano por rumbas, todos ustedes- vusotros´ nos sumergisteis en nuevas sonoridades, eso no era un baratiyo de aficionados, no, era el sabor amargo de un dulce misterio, el misterio del flamenco expresado por un grupo bien ensayado, bien limpio, y bien integrado, y que decir de los dos cajoneros, a uno de ellos, a tu hijo, me pareció que cada vez que te acercabas a él, le decías con los ojos, "pa´que veas, niño, que no estoy acabao", y él se reía con escepticismo y, con cada una de sus risas te arrancabas como un miura recien banderilleao´ levantando los brazos como un cristo pidiendo silencio para los clavos de las botas, para su íntima oración a la que ya no está; para tu Carmen, tu reina real, la que sigue viviendo en los surcos de tus ojeras y en el hueso de tus sienes.

Labios apretaos´, barbilla alta y la punta de la lengua, mordida en cada trance para sacar zumo, zumo de alma, porque hubo mucha alma en ese cuerpo cada vez más canijo. Me enteré tarde de tu actuación, me hubiera gustado llevar una corona de laurel al héroe que nos llevó al cielo, recién salido del infierno, todavía tienes que saciar muchas hambres de compás, de bulerías y
solea. Un gran artista, generoso y humilde, que percusiona el suelo prodigiosamente hasta el quejío, primero lentamente, después con rabia, con desgarro, con los talones abiertos de par en par para que por ellos salga el corazón, ese corazón grande de hombre flaquísimo que se hace querer.

El público, de pie, ante el que no alardea, ante el que no envidia, ante el que no se da importancia, ante el que tiene un don, ante quien aun herido y achicado por las circunstancias es capaz de agigantarse y bailar con mucho sentido, con mucha pureza, con mucha gitanería. Lo dicho, cuídate o déjate cuidar para que sigas dándonos tu arte grande y profundo.

De lo de video, nanay, no le da la gana de subirse. Bueno, se queda para mi, para visionar de vez en cuando una actuación de leyenda.

lunes, 6 de julio de 2009

Los bolsillos de Paco





Paco Peco, lleva siempre los bolsillos llenos. Cuentan que en un aeropuerto, al pasar por el control, estuvo una hora intentando vaciarlos de las más diversas cosas y no terminaba nunca. Aparte de lo típico, (llaves, monedas, mechero, tabaco, etc) salieron, una señal de stop para prohibirse ir por caminos trillados, un motor fueraborda para navegar contracorriente, una especie de cepo oxidado que denominó como muerdelenguas, un tubo de pastillas antibochorno, un desñoñador de palabras inefables, una guía de terrenos sin labrar y, un carnet de socio fundador de La Casa de Zitas.

Todos esos artilugios tuvo que dejarlos con resignación, y ésto, ¿que es? dijo el agente de la sala de embarque. ¡Ah!, eso si que no, eso no me lo quita ni dios. Pero ¿qué es?, insitió el controlador, eso es algo muy valioso y me jodería tener que prescindir de él, eso es un respetador de espacios íntimos, un fumigador de bocazas.


Con su poema, La Bicicleta de Pancho, se emperró, lo leeré desde la barra, dijo, y yo le advertí, no lo hagas que no se va a enterar nadie, no van a pillar la clave del texto, las rupturas, pistas y sensaciones van a pasar desapercibidas, su belleza, su modernidad, su poética de fin de civilización. Pero nada, Paco es muy tozudo. Hubieran hecho falta unos buenos cañones de luz, ir disfrazado con un maillot amarillo y una partener con banderín de ganador de etapa.



La bicicleta de Pancho
orbita suspendida alrededor de la tierra.
Es un escudo antimisiles
donde los cromos de Mazinger son metralla atávica.

Aquí abajo, hermano Pancho:
El cambio climático ha derretido el continente frigo-dedo
y Venecia, es la nueva atracción de PortAventura.

Concha Velasco ya no es la chica ye-ye;
tiene pérdidas de orina.

Todos tenemos pérdidas de algo.
La biciclete de Pancho es un museo provincial,
una exposición permanente.

Los recuerdos, lucen colgados
en las paredes desconchadas de la memoria.

sábado, 4 de julio de 2009

Una pedrada en la sien

Después de que una jauría de asistentes eyacularan sus rotuladores sobre su piel desnuda, alcé la mano y con un simple nudo detrás de la nuca y dos alfileres ajustándole la tela sobre la rabadilla, quedó vestida y lista para leer. Dice Ramón Irigoyen que, un poema si no es una pedrada (y en la sien) es un fiambre de palabras muertas, bien pues aquí dejo el cantazo de Sagrario Manrique, que no sólo golpea sino que despelleja, hace una masacre con su acrobacia traumática, consiguiendo despanfletar algo tan difícil de abordar como el léxico sensiblero de las relaciones imperfectas, más conocido como maltrato. La forma de leerlo, como dentro de una profunda resignación orfidalizada, tensó las gomas del tirachinas e hizo blanco en los oyentes, en cada uno de nosotros.

Era tu cumpleaños. Yo te dije:

Dame por culo cariño, pero tu no querías.

Me meé encima de tu barriga para calentarte

y seguía diciéndote: dame por culo cariño.

Fue entonces cuando sentí otro golpe redondo en el ojo.

Mientras caía hacia atrás pensaba si pegabas también

a las putas del barrio.

Después,

desperté en la cama de una habitación blanca,

era la tercera planta del Hospital Clínico de Zaragoza.

Jose Angel, mi psiquiatra me ha diagnosticado

esquizofrenia tardía, mi marido me ha puesto

una denuncia por zorra, aunque lo han llamado

agresividad emocional. Va a divorciarse dice,

pero me deja a los niños.

Hoy,

un escritor conocido del Actur, ha pedido permiso a mi terapeuta

para que pudiese venir a la Expo a recitar algo sobre el agua.

Yo escribo mucho estos días mientras estoy en la planta,

pero no se me ocurre nada sobre el agua

sólo recuerdo el color claro de mi orina y la barriga de mi marido

oscura como el agua del Ebro.

El me quiere

aunque me pegue

yo siempre se lo digo a mi terapeuta que está sentado

en la penúltima fila.

A las 9 tenemos que marcharnos al hospital.

Dentro de poco pasaré a la planta de día

podré volver a casa por la tarde y por la noche.

Ese escritor me ha prometido

que quedaremos un día para hablar de lo de mearse encima del otro

y de lo de que me den por el culo. Yo no lo entiendo muy bien

pero el dice, que eso es mas poesía

que toda el agua que llevan los ríos.

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