Fue hace unas cuantas semanas.
- ¡Pepe!, soy
el pelao, estoy con una pivita en Mallorca
y te llamo para decirte que te voy a hacer una semblanza
que colgaré en mi blog.
No sabía que
Cesar, ese pelao activista de La Trinchera de
Montero Glez, tenía una impresión tan mala de mi fuselaje facial, y tan pirotécnica de mi sensibilidad. Ese dibujo con el que me representa, sé que lo ha buscado con una mezcla de pasión, terrorismo y cohecho.
Sólo por ponerme ese rostro merece la perpetua. En mi jeta real ni existen rastros venéreos ni hay arrugas de la ortografía del tiempo que aullen su belleza gracias a un cutis graso y pepón.
He aprendido que hay escritores incipientes, cuyos textos habría que buscarlos en las farmacias de guardia en noches de apatía lectora. Son esos escritos de desnudez suburbana de los que importa no su elegancia ni su nivel académico a lo
Oscar Wild, sino el rasgueo de la lengua en un paladar seco por la fiebre creativa, que a base de puntear con ella son capaces de formar fumatas de espuma blanca, suficientes para dar de mamar a una piara de mamones.
Cesar, escribe a portagayola sin importarle las cornadas de la indiferencia ni los huesos rotos del ninguneo. A veces, está tan a disgusto consigo mismo que queriéndose hacer el duro, da culatazos de ternura. Sí, es cierto que fui yo el primero en valorar el jugo de sus salsas y su excepcional puntería de francotirador mientras en las mesas contiguas había embolias visuales. El maitre que ahora acude solícito a ensalzar su papilas, no le leía la carta y algún que otro atrofiado intentaba cortar sus facilidades organolépticas.
Ahora me ha hecho una estupenda semblanza pero, ¡ahhhh! que no tengo esa achacosa pinta, tío. La madre que lo parió. Bueno, pero hay una verdad insoslayable. Desde alguien con veintinueve años que viaja a la fotosfera, a un sesentón por muy Chavelo que se crea es normal situarlo en el jurásico.
Gracias, chaval, ahora repite conmigo:
La vida es bella,
la vida es bella,
la vida es bella.
Ahora mírate la polla en el espejo y repite conmigo:
La arruga es bella,
la arruga es bella,
la...